Aunque el Porsche 963 y el Porsche Cayenne están en las antípodas desde la mayoría de los puntos de vista, ambos comparten conceptos que forman parte de las señas de identidad de la marca y soluciones tecnológicas nacidas en la competición.
El Porsche 963 es un coche de la categoría LMDh diseñado para competir en la clase Hypercar del Campeonato del Mundo de Resistencia WEC y del IMSA WeatherTech norteamericano. El Cayenne es uno de los pilares del éxito mundial de la marca, con más de un millón de unidades producidas desde su lanzamiento en 2002, coincidiendo con la inauguración de la planta de Leizpig. El “tercer Porsche” cumplió 20 años en 2022, acaba de renovarse por completo y es uno de los modelos más demandados de la marca en todo el mundo. Al igual que el 911, ha ido puliendo y perfeccionando el concepto original a lo largo de sus tres generaciones.
1. Tecnología hibrida
El primer punto en común entre ambos modelos es que los dos disponen de un sistema de propulsión híbrido. El Porsche Cayenne fue el primer vehículo híbrido de producción en serie de Porsche. La combinación de un V6 de 2.995 c. c. turboalimentado y con 333 CV (248 kW) más un motor eléctrico síncrono de 34 kW (47 CV) generaba una potencia del sistema de 380 CV (279 kW). Cuatro años más tarde, el Cayenne también fue el primer híbrido enchufable de la marca.
El nuevo Cayenne E-Hybrid combina un V6 turbo de tres litros que genera 353 CV (260 kW) y 500 Nm, con un motor eléctrico que rinde 130 kW (176 CV), ofreciendo una potencia conjunta de 470 CV (346 kW). Con una batería de hasta 25,9 kWh, alcanza una autonomía eléctrica de hasta 90 kilómetros, según el ciclo de medición WLTP.
La base de la cadena cinemática del Porsche 963 es un V8 turbo de 4.593 c. c., que rinde 700 CV (515 kW). Este propulsor se combina con un sistema híbrido que es idéntico para todos los prototipos de la categoría LMDh por reglamento. Sus componentes principales son una unidad MGU, que proporciona la potencia en la aceleración y la recuperación durante la frenada, y que tiene una capacidad de 1,35 kWh. El sistema de propulsión eléctrico genera una potencia de 30 a 50 kW (40 a 68 CV), que está disponible en periodos breves, si bien no modifica la potencia máxima del sistema de propulsión. Cuando se activa el empuje de la unidad MGU, la potencia del motor de combustión disminuye automáticamente. Las normas estipulan la potencia disponible en cada momento con precisión.
2. El 918 Spyder les abrió el camino
El icónico Porsche 918 Spyder no solo fue el automóvil que abrió el camino de la hibridación en Porsche, sino que estableció el concepto de funcionamiento de esa tecnología, orientado hacia el rendimiento. En Porsche, híbrido no solo representa movilidad sostenible, sino también prestaciones.
La filosofía e-performance está presente en el Porsche Cayenne, cuyo sistema de hibridación consigue reducir los consumos y las emisiones, a la vez que aumentar la potencia y las prestaciones.
Otro punto en común entre el 918 Spyder y el Cayenne es que ambos han brillado en el trazado norte de Nürburgring. El 918 Spyder fue el coche de producción más rápido en ese trazado y el primero en bajar de los 7 minutos por vuelta, gracias a su propulsión híbrida. El Cayenne Turbo GT también estableció, en su momento, el récord para un SUV en el legendario circuito norte de la pista de Nürburgring, con un tiempo por vuelta de 7:38,925.
Los genes del 918 Spyder también están bien presentes en el Porsche 963. El superdeportivo híbrido empleaba un motor de ocho cilindros y 4.6 litros con 608 CV (447 kW) y dos motores eléctricos que ofrecían 210 kW (286 CV), con una potencia total combinada de 887 CV (652 kW). Precisamente ese propulsor V8 es la base del motor de combustión del Porsche 963.
Ese bloque se diseñó como un motor de competición: la posición baja del cigüeñal resulta ideal para conseguir un centro de gravedad óptimo y la lubricación por cárter seco estaba pensada para altas aceleraciones transversales. Además, tiene una elevada fiabilidad y permite situar de manera óptima los puntos de anclaje para la suspensión y la caja de cambios.
A este bloque se le han incorporado dos turbocompresores en el interior de la V a 90 grados que forman las dos bancadas de cilindros. Convertirlo en un motor turboalimentado fue fácil: alrededor de 80 por ciento de los componentes empleados provienen del 918. Por otra parte, Porsche ya había diseñado el V8 para que funcionara con un sistema híbrido en el 918 Spyder, lo que supuso una ventaja adicional.
3. Herencia de competición
La tecnología hibrida que Porsche emplea en sus modelos de producción ha sido posible gracias al trabajo y las innovaciones en la competición. Utilizar los circuitos como banco de pruebas es parte del ADN Porsche, que emplea las carreras para construir mejores coches de carretera.
Porsche ha creado comités de expertos internos para ciertos componentes, en los que los diseñadores de los vehículos de competición y los de producción en serie deben identificar sus propias debilidades y explorar juntos posibles soluciones. Estos comités garantizan que las nuevas ideas seguirán cruzándose entre los equipos de carreras y los de producción en serie.
Además, las personas que integran los propios equipos de desarrollo de competición y de modelos de producción “cambian de bando” a menudo. Y la cercanía física también juega un papel importante: el Centro de Desarrollo de Porsche está a sólo 1.000 metros de la sede de Porsche Motorsport.
Muchos de los conceptos técnicos del Porsche Cayenne, como los motores turboalimentados, el sistema híbrido o la tecnología de baterías se han desarrollado y probado en las 24 Horas de Le Mans y en el Campeonato del Mundo de Resistencia. Y hay muchos otros apartados en los que también se producen transferencias de tecnología desde los circuitos a la calle. Por ejemplo, el simulador de conducción que Porsche creó en Weissach para el programa LMP1 de Le Mans también ha sido utilizado por los equipos de desarrollo del Cayenne para pruebas dinámicas de conducción y para seguir investigando en la puesta a punto de sistemas híbridos.
El 963 hereda toda la experiencia de Porsche en las competiciones de resistencia, en las que es la marca más laureada del mundo. Es el sucesor de una legendaria saga de prototipos que han conquistado las 24 Horas de Le Mans, desde el 917 KH con el que la marca logró su primera victoria en 1970, al 919 Hybrid con el que se consiguió la que, hasta ahora es la última, en 2017. El 963 ha heredado el ADN del RS Spyder, con el que Porsche y Penske lograron numerosas victorias entre 2005 y 2008. Su diseño proviene de los clásicos 956 y 962 de la década de 1980. Y la decoración tricolor de la carrocería (blanco, rojo y negro) rinde homenaje a los éxitos de Porsche en competición.
4. El compromiso entre el diseño y la aerodinámica
Todo Porsche busca un compromiso perfecto entre una aerodinámica eficiente y un lenguaje de diseño inmediatamente reconocible. Y tanto el 963 como el Cayenne han supuesto un reto en ese sentido.
El 963 está basado en el chasis de Multimatic, uno de los cuatro fabricantes homologados en el reglamento LMDh. Cada marca participante puede dotar al vehículo de detalles de estilo en determinadas zonas como los faros, las luces de freno o la parrilla delantera, entre otros elementos, para así adaptar la carrocería del prototipo a su propio estilo, siempre y cuando no se realicen modificaciones en el chasis. El equipo de diseño consiguió lograr una estética Porsche en la carrocería del prototipo.
Por su tipología SUV, el Cayenne es un automóvil alto y voluminoso, conceptos en principio alejados de la tradición estética de Porsche. Pero el equipo de diseñadores de la marca siempre ha conseguido que el Cayenne se conduzca, y se vea, como un verdadero Porsche; perfeccionando su dinamismo y estética en cada generación.
El nuevo Cayenne tiene un aspecto renovado. El frontal, que combina unas aletas más arqueadas, un nuevo capó y unos faros técnicamente atractivos, acentúa la anchura del vehículo. Los pilotos traseros de diseño tridimensional, las superficies inferiores despejadas y el nuevo faldón posterior con portamatrículas integrado caracterizan el diseño de la zaga. Una paleta cromática ampliada con tres nuevos colores, packs deportivos aligerados que ahorran hasta 33 kilogramos en el Cayenne Coupé, y una nueva y amplia gama de llantas de 20, 21 y 22 pulgadas permiten configurar el nuevo Cayenne de forma individual y dinámica.