El edificio se eleva 32 metros hacia el cielo. Desde lejos parece la torre de control de un aeropuerto, sin embargo, la forma cónica le recuerda a mucha gente a un diamante tallado. Y es precisamente esta semejanza la que le ha dado su sobrenombre a la emblemática planta de producción de Porsche. Le va como anillo al dedo, porque “el diamante” es el reflejo de una brillante historia de éxito. Desde el comienzo de las obras en el año 2000 hasta el inicio de la producción del Porsche Cayenne solo pasaron dos años. La fábrica de Leipzig se construyó a toda velocidad e implicaba grandes riesgos empresariales, pero todo fue de la mejor manera posible.
En Leipzig se fabricó, en paralelo al primer SUV, el superdeportivo Carrera GT. Fruto de un trabajo artesanal nacieron 1.270 unidades de este mítico modelo con motor V10. El Cayenne, por su parte, empezó a cosechar éxitos de forma inmediata, por lo que ya en 2004 se hizo necesario ampliar las instalaciones para hacer frente a la demanda. Las siguientes extensiones de la fábrica (cinco en total hasta el momento) se han llevado a cabo para acoger la producción del Panamera y el Macan.
La planta sajona ha sabido adaptarse a la electrificación con el paso de los años. “Leipzig siempre ha sido un lugar estratégico”, explica Albrecht Reimold, miembro del Consejo de Dirección de Porsche AG como responsable de Producción y Logística. “En el futuro tenemos previsto seguir allí con otros modelos eléctricos”.
“Un equipo, una línea de producción, tres sistemas de propulsión”: esta frase aparece por todas partes. Está presente en camisetas, pegatinas y paneles informativos dentro de las grandes naves. Entre los trabajadores de la fábrica existe una gran cohesión. Actualmente, 4.300 personas producen más de 550 vehículos al día. “Nuestro éxito”, afirma Gerd Rupp, “se debe fundamentalmente a nuestra plantilla de profesionales altamente cualificados y motivados”. Él dirige la fábrica como Presidente del Consejo de Dirección de Porsche Leipzig. Y comenta también que los mil robots de última generación que hay ayudan a los empleados asumiendo los trabajos más incómodos.
Uno de los lugares destacados de la planta es el módulo 321, donde tiene lugar lo que se conoce como “boda” de una forma totalmente automatizada: la unión del chasis y la carrocería con el sistema de propulsión. Una sofisticada logística se encarga de unir todo lo que debe estar unido. Vehículos de transporte no tripulados se deslizan sobre caminos perfectamente definidos y suministran todo lo necesario. Estos pequeños ayudantes son enormemente resistentes y puntuales. Y además están hechos con esmero y cuentan con diseños heredados de los vehículos de competición de Porsche.
Una vez finalizados los procesos en las áreas de carrocería, pintura y montaje, cada vehículo entra en la pista de pruebas propia de la fábrica. Además, explica Rupp, “a cada cliente que acude aquí a recoger su coche se le proporciona una jornada de instrucción en el circuito. Naturalmente, no con su vehículo nuevo, sino con un modelo equivalente”. Hasta 2.800 clientes al año optan por esta experiencia.
Un circuito con certificación oficial
El trazado, de 3,7 kilómetros de longitud, discurre bajo el diamante. El diseño es obra de Hermann Tilke, artífice de varios circuitos de Fórmula 1. La pista tiene doce metros de ancho, seis puntos de frenada, seis sectores rápidos y sus características le permiten obtener la homologación de la FIA para competiciones automovilísticas profesionales. Como complemento, existen 2,2 kilómetros con superficies irrigables para el desarrollo de cursos de conducción.
Cuando se iniciaron las obras no había nada sobre el terreno, lo que le dio a Porsche total libertad de ejecución. La historia del recinto todoterreno de 132 hectáreas es una combinación de mundos diametralmente opuestos. Lo que hoy es un centro destinado al aprendizaje y el desarrollo, tuvo en su día una connotación muy distinta, ya que hasta 1999 los distintos regímenes políticos utilizaron el terreno con fines militares. De hecho, en el actual recorrido de conducción off-road se pueden ver antiguos búnkeres. El circuito cuenta con 15 zonas diferenciadas, entre las que se incluye un vadeo de agua de 100 metros de largo y una rampa extrema con una pendiente del 80 %. La singularidad del terreno no es lo único que convierte la recogida del coche en la fábrica en una experiencia inolvidable. Se suman las actividades del Porsche Experience Center, las visitas guiadas y una oferta gourmet al más alto nivel, que recientemente ha abierto sus puertas a todo tipo de visitantes, no solo clientes.
“Fred vive ajeno a todo esto”, afirma Rupp con una sonrisa, hablando de quien cuida del entorno natural que circunda la fábrica. Fred vive feliz junto a los ponis exmoor, uros, abejas y animales silvestres varios que viven en el ecosistema. “Asumimos nuestra responsabilidad ecológica tanto dentro de las naves como en el exterior”, subraya Rupp. Del mismo modo que las aves, los corzos y los tejones disfrutan de un nuevo hogar en idílicas praderas, la sostenibilidad también se lleva a la práctica en la producción, gracias al uso eficiente de las materias primas, los materiales y los medios de producción.
No en vano, la lista de galardones que ha recibido la fábrica es amplia. Entro otros, cuenta con numerosos premios por la protección medioambiental, la biodiversidad, el balance energético ecológico y la gestión de los recursos. En 2021, por ejemplo, obtuvo el Lean & Green Management Award.
Una planta neutral en emisión de carbono
La producción en Leipzig se lleva a cabo íntegramente con electricidad de fuentes renovables. Solo las plantas fotovoltaicas propias suministran hasta 5.000 kilovatios hora al año. La planta de biomasa anexa a la fábrica cubre la demanda de calor del taller de pintura en un 80 %. En cuanto al balance, el funcionamiento de toda la fábrica ya es actualmente neutral en carbono. Pronto se convertirá en una Zero Impact Factory, es decir, en un centro de producción que no deja ninguna huella ecológica.
“Estoy especialmente orgulloso de nuestro centro de formación”, comenta Rupp, cambiando de tema. “Es maravilloso ver cómo los jóvenes inician aquí su futuro”. La zona destinada a las clases, que en el pasado curso 2021/2022 se amplió hasta los 1.600 metros cuadrados, ha ido creciendo al ritmo de la sede durante dos décadas. De los cinco aprendices que había al principio se ha pasado a los 120 actuales, y vienen para quedarse. Esto también se debe a la filosofía del aprendizaje durante toda la vida como clave del éxito. Los profesionales especializados regresan periódicamente al centro de formación para seguir formándose.
Trabajar en Porsche es sinónimo de buena reputación en Leipzig. La empresa crea puestos de trabajo y atrae a la ciudad a turistas de todo el mundo con sus ofertas de experiencias. El fabricante de coches deportivos patrocina a la famosa Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, conciertos benéficos y crea eventos culturales abiertos a todo tipo de públicos. Este año, el programa cultural de la sede se completa con Wagner 22, un festival de ópera en honor al compositor Richard Wagner, nacido en Leipzig.
En el ámbito del deporte, Porsche impulsa desde hace años el programa de fomento de jóvenes talentos Turbo für Talente junto con el RB Leipzig, el club de fútbol de la Bundesliga alemana. “En el apartado educativo, ayudamos sobre todo a niños, jóvenes y estudiantes socialmente desfavorecidos con programas de formación en la fábrica y becas universitarias”, añade Gerd Rupp. Desde 2013, la empresa también mantiene una cátedra propia patrocinada de administración empresarial en la Escuela Superior de Comercio de Leipzig. “Nos hemos instalado aquí y hemos recibido mucho de la ciudad”, resume el máximo responsable de la fábrica, “pero también le devolvemos mucho”.
Datos relevantes
550 vehículos
Este es el número de ejemplares de los modelos Macan y Panamera que se producen a diario en la fábrica de Leipzig.
88 %
La mayoría de los vehículos tienen el volante a la izquierda. El suministro para todo el mundo se realiza directamente desde la sede, con conexión de ferrocarril propia.
3 turnos
De lunes a viernes se trabaja por turnos las 24 horas del día. Por lo general, los fines de semana se paran las líneas de montaje.
18 %
Uno de los elementos opcionales más populares son los asientos deportivos. Casi una quinta parte de los vehículos están equipados con ellos.
1.000 robots
En la fábrica de Porsche en Leipzig se emplean modernos robots especiales. Les facilitan mucho el trabajo a los empleados.
430 piezas individuales
Los componentes de la carrocería del Panamera se ensamblan con una unión mecánica y térmica.