En 1998, cuando Porsche comenzó el desarrollo Cayenne, una de las primeras tareas fue buscar localizaciones para llevar a cabo el proyecto. Casi por casualidad, los especialistas dieron con unas instalaciones en Basella (Lérida, España). Tan satisfechos quedaron, que hoy continúan haciendo uso de ellas.
Para Porsche, crear algo como el Cayenne suponía entrar en un terreno inexplorado. En 1955 había presentado el 597 ‘Jagdwagen’, como respuesta a un concurso del ejército alemán, pero se trataba de algo muy diferente, un sencillo todoterreno militar.
El Cayenne, haciendo alarde del nombre Porsche, iba a definir un nuevo segmento tanto por su respuesta en carretera como por su capacidad para circular por terrenos abruptos, blandos o deslizantes. Para lo primero no había dificultad, dada la experiencia y el conocimiento de Porsche sobre autos de carretera. Lo segundo, en cambio, fue un desafío con muchas facetas.